Aunque tengamos un día fantástico, el trabajo nos haya salido mejor de lo esperado, hayamos comido bien y haya gente que nos quiera, cuando llegamos a casa los medios nos obligan a enfadarnos, enfrentarnos al resto de la sociedad o incluso a temer por nuestra integridad. A base de bombardearnos con negatividad y terror nos convertimos en un pequeño átomo que forma parte de un gran ente, olvidando que ese ente no existiría de no ser por los átomos que lo componen.
Carlos Fenollosa, en el blog de Dame la voz (un podcast estupendo, con una tertulia diferente sobre la actualidad española, con versiones diferentes en español y catalán). Lo suscribo completamente.
No solo los medios. Nosotros mismos. Nos amargan y amargamos a los demás. Yo por eso evito "esos" medios. Suficiente con la tormenta personal.
ResponderEliminarSaludos!