Hoy va una anécdota personal que me ha pasado hace unas horas.
Resulta que en el colegio en el que trabajo, imparto un taller al que denomino "Educación Visual". Se trata de que los alumnos vean películas, cortometrajes, capítulos de series de TV, selección de comerciales también de TV, e incluso que lean comics, pero siempre tratando que el material sea algo a lo que, por diferentes razones, no acceden normalmente (desconocimiento, fuera de su círculo habitual, inaccesibilidad, etc.).
El caso es que me lie con los canales de televisión: que si cambian cuando les viene en gana la programación sin comunicarlo, que si colocan a horas intempestivas series de probado éxito en el extranjero, que si van a tratar de conseguir el máximo beneficio del mínimo esfuerzo... Os podéis imaginar.
El caso es que, enfervorecido, me dejé llevar por ese fervor e indignación, y voy y les digo:
"¡Los canales creen que los espectadores somos imbéciles!"
Y añado, todo seguro de mí mismo:
"¡Y nos tratan como lo que somos!"
Estupor general.
Silencio.
Corrección atropellada.
Risas. Ufff...
Tuve que aclarar un poco más, no fuese que quedasen todavía equívocos. En el momento, solventé el incidente con dignidad. Ahora, yo mismo me río y me sonrojo.
Si seré bruto algunas veces...
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