No sé como lo hago, pero en el momento en que me enfrento a la tarea de completar el artículo para el blogbook, me termina saliendo un nuevo post. Pero el artículo crece y crece, se bifurca y se pierde... En esta semana sale, seguro. Por ahora, aquí va lo que se me resbaló hoy del cerebro.
No nos engañemos: conseguir que se nos preste atención en ese océano que és Internet es realmente difícil.
Internet está lleno de teóricos, de gurús, de guías, que te prometen que si sigues sus pasos conseguirás toda la atención que quieres: SEO (siglas en inglés de "optimización para motores de búsqueda), técnicas de colocación de anuncios, directorios y buscadores indispensables... El recien llegado (e ignorante de como funciona el mundillo) se emociona y sigue una tras otra las indicaciones, sin preocuparse de lo que más importante de todo: el contenido. De hecho, el recien llegado tiene una tendencia casi enfermiza a buscar todos esos pasos y técnicas infalibles para el éxito y, lo peor de todo, sumerguirse tanto en ellas que al final queda atrapado en el fondo. Lo sé porque me ha pasado.
A los que tenemos intenciones "escribidoras" nos seducen los cantos de sirena de todos esos teóricos que pretenden guiarnos por un camino que no han pisado nunca. Oh, desde luego que en la web abundan los consejos útiles y que no son nada desdeñables, pero no hay que dejarse encantar por ellos. No son recetas infalibles que nos darán automáticamente la fama y fortuna que deseamos.
Creo que podemos resumir todas las técnicas de posicionamiento y de popularización (si es que existe este palabro) en unos puntos muy concretos: calidad, constancia y frecuencia. Si no cuentas con esos tres elementos, olvídate de conseguir una audiencia fiel y un alto número de visitas (siendo preferible lo primero a lo segundo).
¿Calidad? Resulta obvio. Claro, siempre puedes alimentar tu blog por medio de copiaypegas, al que se le añade un sencillo "vía fulanito.meganospot.com". Pero eso no tiene futuro. Tarde o temprano, la gente preferirá visitar a fulanito antes que a ti, o a todos los fulanitos de los que te alimentas.
Conseguir contenido original y de calidad es difícil, pero no imposible. Si escribes bien y lo que dices da una perspectiva poco común de las cosas, conseguiras lectores. Luego están otros detalles menores pero que son de agradecer, tanto para el lector como para el autor. Uno de ellos es el enfoque del blog en un nicho concreto. Ya hay suficientes divergencias y desvariaciones en Internet como para que acumules más. Un blog, cuanto más generalista, menos atrae (salvo excepciones, y no te consideres tú una de esas excepciones. Y para tí, como autor, también es bueno. La libertad, en este aspecto, siempre es algo de lo que hay que huir. Podrás desarrollarte mucho mejor si estás constreñido a un sólo tema o a unos pocos pero relacionados entre sí.
¿Constancia? Roma no se hizo en un día. Lo que puedes construir en un día a lo más es un castillo hecho con Lego, y a veces ni eso.
¿Frecuencia? Sí, la que sea. Pero publica. ¿Que el lector lo agradecerá? Claro, pero tú más. Exígete un post al día, o cada dos, o lunes, miércoles y viernes. Lo peor para un "escribidor" es la falta de constancia. En este blog (hasta el momento, prometo mejorar), tienes una muestra: en el momento que rompo el ritmo de escribir todos los días, ya me paso varios sin hacerlo (y pueden llegar a semanas). Curiosamente, cuando escribo más posts es cuando más visitas me llegan, a pesar de que provengan de Google y Yahoo.
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