Versvs (las negritas y enlaces son suyos) hace referencia a esta noticia. Pero podría ser cualquier otra prohibición, que me da lo mismo. La noticia es el mismo perro con diferente collar que luego volveremos a ver al doblar la esquina. Tener la mano larga en prohibiciones no es prudente, sobre todo alegando que es por nuestro bien. Y no se trata de poder hacer lo que nos de la gana, sino poder elegir no hacerlo por propia voluntad. A menos que lo queramos sea una sociedad amedrentada, que sólo sepa regularse por el castigo, no por la conveniencia de una adecuada convivencia.Prohibir no es casi nunca la mejor salida y, desde luego, no en esta ocasión. Al prohibir quitamos al niño la capacidad de afirmar su conducta y escoger el alimento sano. O, quizá, estamos impidiendo que el padre aprenda a ser padre, convirtiéndolo en una mera correa de transmisión de las prohibiciones públicas. En el proceso de infligirnos a todos un final feliz, la prohibición de todas las pequeñas cosas nos impide aprender a tomar decisiones: decidir si fumar o no en el restaurante, decidir si hacer un bocadillo o comprar un bollo industrial para el niño.
Y al impedir el desarrollo de toda capacidad crítica el Estado nos infantiliza como sociedad. El mensajes es que no somos un montón de adultos con criterio suficiente para decidir, sino que necesitamos que la señorita Rottenmeyer nos haga el trabajo sucio de decirnos qué no podemos hacer. En este caso, qué no podemos comer. Previously on Sociedad Infantilizada: dónde no se pueden hacer fotografías, dónde no se puede fumar; lo que se dice un no parar de prohibir cosas.
¿Se pueden hacer llamadas y videollamadas de WhatsApp en Linux?
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Recientemente me pasó algo cuyos detalles no son relevantes. El caso es que
tenía que hablar con alguien, y por...
Hace 52 minutos
Os invito a leer este post sobre el tema, que publiqué hace unos días en mi blog:
ResponderEliminarhttp://observadorsubjetivo.blogspot.com/2010/08/prohibido-no-prohibir.html