La “letra pequeña” es ese viejo truco marrullero al que nos tienen acostumbrados empresas de todo tipo. Clausulas completamente ilegibles tanto en redacción como en formato, equivalen a decir algo en voz baja y entre dientes. Es decir: que quieren que sepas que has dicho algo pero no lo que has dicho.
“Una empresa está para ganar dinero” nos repiten constantemente, dejando unos puntos suspensivos en el aire que son el equivalente de las nubecillas del cómic que expresan un frenazo brusco del personaje; en este caso, un frenazo brusco antes despeñarse por el barranco del “sin importar como”. La letra pequeña son las nubecillas más chiquítas, quizá las líneas cinéticas que las acompañan.
Digo esto a raíz de las posturas de Toshiba y TomTom en cuanto a sus promociones del mundial. No me importa si tienen o no razón: con posturas como esas nos han acostumbrado a adoptar una posición a la defensiva frente a cualquier empresa, algo que no es ni razonable ni sano. Al final, nos acostumbramos a que no establecemos relaciones con una empresa, sino que entablamos combates.
Lo dicho: que sí, que será legal, pero tan legal como decir algo en voz baja y entre dientes y no querer repetirlo en voz alta y vocalizando. Tal vez muchas empresas deberían plantearse si vale la pena ganar a toda costa, porque tienen el poder y la fuerza suficiente como para vencer, o también sería bueno tratar de convencer, no sólo seducir.
Y sí, la referencia (un tanto torcida) de la última frase es también una indirecta.
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