El jueves se celebró por fin la gala del I Festival de Teatro realizado entre la institución con la que trabajo y el Municipio de Rumiñahui. Las de la foto son dos de mis alumnas caracterizadas como los Blues Brothers.
Más de un mes de trabajo casi a tiempo completo, contra el reloj.
Francamente, de lo que estoy más contento es de que haya terminado.
Sí, el resultado fue francamente inusual. Nada de esas insulsas entregas de premios a las que nos tienen acostumbrados muchas instituciones burocráticas. No, fue un espectáculo.
Errores, hubo los suyos. Por mi parte, unos cuantos. ¿Lo mejor? Que el resultado fue eso, inusual, pero inusual de manera positiva. Quizás muchas personas no se esperaban lo que vieron: monólogos, coreografías, sketches y, sobre todo, la entrega de los premios por parejas de estudiantes vestidos de gala acompañados por vídeos que resumían las actuaciones de los participantes en el festival. Sí, muy a lo "Oscar", lo cual era mi objetivo final.
Sin embargo, todo el proceso de realización no ha estado exento de tropiezos, encontrones, brusquedades, etc. Miro todo de manera positiva ahora que ha terminado, y constato la dificultad de organizar cualquier evento. Es mucho mejor participar, que organizar.
Ha sido la primera vez que me he metido en un berenjenal de estas características. Y ha sido muy duro. Sin elamordemivida, no hubiese podido hacer gran cosa, la verdad. Su apoyo constante, su dedicación, su aguantarme mis "insoportabilidades" y salidas de tono (que nunca iban dirigidas a ella, que cualquier deidad al gusto me libre) y sobre todo su increíble capacidad de organización (debo indicar que en estos momentos trabajamos en la misma institución) hicieron que el acontecimiento brillara como lo hizo. Me siento afortunado por tenerla a mi lado.
Pero todo tiene su coste. Mi salud se ha resentido por la carga extra de trabajo y conflictos. Por primera vez en mi vida, me han recetado ansiolíticos y antidepresivos. Y unas vacaciones que voy a disfrutar desde la semana que viene.
Lo de la medicación en verdad me asustó. Obviamente, el Festival no ha sido la única razón para sufrir este agobio extremo que he alcanzado, pero parece que se ha producido una alienación de elementos dispuestos a mermar por diferentes lados mi entereza. Esa ha sido la razón por la que se me ha visto poco por aquí, a pesar de que me he permitido mis escapaditas, ya que esta casa es uno de los lugares en los que más cómodo me siento. Sin duda, escribir un blog tiene capacidades terapéuticas.
Ahora toca echar el freno. Y que difícil se hace, de verdad. Pero como no lo eche, las consecuencias pueden ser considerables. Y debo hacerlo tanto por salud física como por salud mental. Debo mirar un poco hacia delante, hacia el rumbo que me tengo marcado y por el cual voy caminando de manera positiva. Nada de decisiones bruscas y tremendistas (me aprendí la lección, mi querido Yoriento), sólo algunos cambios estratégicos para ajustar mejor la maquinaria, de manera que cumpla a cabalidad su función.
Pues nada, que sigo Alive and Kickin', aunque el kickin' tendrá que esperar por lo menos hasta la semana que viene, durante la cual espero ir calentando motores, relajándome adecuadamente, dando paseos, disfrutando del sol de las mañanas (porque se ha hecho costumbre que llueva en las tardes) y escribiendo y dibujando (¿a eso se le puede llamar dibujar?) de vez en cuando con ese Inkscape 0.46 que aún no he tenido posibilidad de explorar bien.
Por cierto, estoy con muchas ganas de leer una novela. ¿Alguna recomendación de algo que sea entretenido, interesante (pero sin llegar a una profundidad metafísica) y, sobre todo, divertido? Por favor, dejadme vuestras sugerencias en los comentarios.
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