Cuando la gente me pregunta «¿por qué no te sacas unas oposiciones?» siempre suelo responder lo mismo: «¿para qué? ¿Para luchar intensamente contra el deseo de cortarme las venas que me embargará cada día de 9 a 5?». Me parece que dedicar la mayor parte del día a labores que no me divierten y no me enriquecen (no hablo de dinero, claro) es un error que no deberíamos cometer: el error de pasar la vida esperando vivirla en el futuro, más adelante. El error de olvidar que vida sólo tenemos una y que hay que llevarla de forma que valga la pena vivirla. Así pues, a efectos prácticos la opción de intentar dedicarse a algo que nos haga felices más que puro idealismo, debe ser considerada idealismo realista.
En la misma entrada de la que extraigo esta cita, Versvs retuerce de nuevo el término con el que cierra este párrafo, construyendo el “realismo idealista”.
Me gusta el término. Me gusta mucho.
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