La “crisis” la iniciaron unos banqueros con una avaricia sin límites, unos constructores que pusieron la burbujita, de acuerdo, pero el problema va mucho más allá. Un sistema, el económico, inventado por los seres humanos pero que mantiene alienada a la mitad de la población, y a la otra mitad muriéndose de hambre directamente, no tiene por dónde aguantarse.
La vigilanta, con mucha razón (las negritas son mías). Cuando salgamos de esta crisis (si salimos), ¿cuánto tardaremos en caer en otra? ¿Cuántas necesitaremos para que los mandamases se den cuenta de que esto no es sustentable? ¿Cuántas necesitaremos nosotros para despertar? ¿Cuándo se podrán conciliar los intereses de todos, cediendo en cuanto a nuestras expectativas reales pero sin dejar que nuestras concesiones sean más alimento para esa avaricia?
Nos hemos metido en un berenjenal (el sistema, que no la crisis, que tan sólo es un síntoma) del cual resulta muy difícil salir. Pero su dificultad no debe ser óbice que impida intentarlo de verdad.
Como dijeron los Héroes del Silencio: “que cada uno aporte lo que sepa”.
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