Si en el Estado, la Comunidad Autónoma o mi centro hay menos fracaso escolar porque todos aprueban, será un gran éxito, aunque los alumnos acaben sin saber hacer la o con un canuto. Si esos estudiantes que tienen su título, pero no el mínimo de los conocimientos que habrían de exigirse, fracasan mañana en su desempeño profesional, será su problema. Nosotros hemos cumplido al ponerles el título barato. Un sistema educativo y un sistema universitario pueden ser un gran timo cuando el fracaso escolar se evita a ese precio.
(…)
La mejor sociedad y la más justa no es aquella en que todo el que quiera logre ser ingeniero, sino la que tenga buenos ingenieros haciendo bien su trabajo. Que nadie por su situación económica o social se vea privado de la posibilidad de estudiar una carrera, pero que la culminen quienes lo merecen. Eso es justicia social y eso es Estado social. Lo otro, demagogia y engaño, irresponsabilidad, fracaso colectivo.
Juan Antonio García Amado, vía Menéame. La educación es algo muy complejo de evaluar por los factores que intervienen, y sobre todo por los dos que lo hacen: profesor y alumno. El rankismo en la educación… Disminuir la exigencia es el equivalente a pegar un JPG en tu blog que indique que tienes 10.000 suscriptores en FeedBurner. Así no funciona.
Antes, si no el alumno “cateaba”, era culpa del alumno. Ahora, es del profesor. Vamos a ver, que siempre es según el caso, y mientras no haya un profesor para cada alumno (cosa que dudo que ocurra) jamás nos aproximaremos a acabar de manera real con el fracaso escolar.
Para empezar, lo que se debería de hacer sería buscar otros parámetros para medir la educación, si tanto interés hay en medirla. Porque para los gobiernos, muchas veces pareciera que el único interés que tienen es ver si se pueden colgar una medalla en los rankings internacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario