¿Qué pensarían Roland Barthes, Michel Foucault y Jacques Derrida sobre la inmensurable posibilidad de co-existencias de autores, textos y lectores en la Web? Está claro que desde los comienzos de la escritura, e inclusive antes, autores y textos, textos y lectores convivieron íntimamente dando sentido a la literatura de cada época. El Autor mantuvo a través de los tiempos su cualidad de "Ser superior", siendo él el único artífice de grandes obras literarias, en muchos casos. El Texto, una útil herramienta, el Lector, un simple observador. Pero la omnipotencia del autor llega a su fin a fines de los sesenta, cuando estos tres ilustres pensadores proclaman la crisis de la autoría, la desaparición del autor. El Lector y el Texto pasan a ser los verdaderos protagonistas de la escritura.
Y este nuevo fenómeno, tan innovador y original en aquel momento, se ve aún más sólido hoy en día con el surgimiento de Internet, y la vorágine de información que tenemos a nuestro alcance con sólo presionar un par de teclas. ¿Quiénes están detrás de esos textos? ¿Quiénes se alimentan de ellos? ¿Es posible ser original y creativo en este espacio superpoblado de ideas? Porque todos sabemos que es infinita la información que podemos encontrar en la Web, e innumerable la cantidad de Autores y Lectores que se nutren de ella. Es así que la anonimia pasa a ser una vez más la protagonista principal en este medio masivo de comunicación.
La anonimia posibilita la aparición de miles de Autores que cuelgan sus Textos para que todos los Lectores que estén interesados puedan acceder a ellos libremente. Es así que este tipo de comunicación democratiza y equipara el acceso a diferentes fuentes literarias, musicales, tecnológicas, científicas, artísticas, etc. Todos podemos ser autores y lectores. Los bloggers aparecen en Internet justamente para reivindicar la multiplicidad de coexistencias. Las ideas fluyen, van y vienen, las tomamos y las dejamos, navegan libremente. Los Lectores las toman y las reubican o las parafrasean, y se convierten en propiedad intelectual compartida por miles de usuarios. No creo en la existencia de ideas nuevas, creo en la posibilidad de compartir ideas ya existentes. Ellas son partes de esta gran comunidad. Ni autores, ni lectores, miembros activos de este fascinante espacio: La Web.
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