Siempre he tenido problemas con el diseño. No me considero preparado para el mismo, pero en ocasiones me ha tocado lidiar con él, sea para proyectos personales, sea porque el hecho de que te desenvuelvas adecuadamente con un programa como Photoshop o GIMP hace que los no iniciados piensen que eres capaz de diseñar. En este último caso, cuando les pides a esas personas que te den un boceto hecho a mano de lo que quieren y qué tipo de imágenes quieren que utilices, te miran con cara rara.
Revisando feeds que no había leído hace tiempo a pesar de continuar suscrito, llego a estos cinco principios del buen diseño, que me han dado un poco en que pensar. Al hacerlo, me he dado cuenta de que una de mis incapacidades para afrontar cualquier diseño que sea requerido en algún momento es debido a que enfrentaba el asunto desde el ángulo equivocado.
En muchas ocasiones, pensamos que el diseño significa que “se vea bonito”, que sea visualmente atractivo, y el diseño no es solamente eso. Hay más elementos que tomar en consideración que el de la estética, y este no es, además, el más importante. Sin embargo, los extraños a esta disciplina muchas veces pensamos que es así. Y anda que no metemos la pata.
Como podemos ver en el artículo (traducción de uno en inglés), el diseño trata sobre usabilidad y utilidad, y por último de la estética. Pero casi siempre empezamos por el final porque las cosas entran por los ojos. Ahora que estoy trabajando con mis alumnos en Wordpress (con los tres cursos del bachillerato), me doy cuenta de que es así. Intentando elegir la plantilla de su blog, siempre eligen aquellas con la imagen más grande, o aquella con más elementos, o la más aparatosa... . Están aprendiendo y resulta lógico. Ahí está mi trabajo: indicarles que la plantilla es inadecuada y, sobre todo, por qué lo es.
Creo que el buen diseñador es el que hace que algo usable y útil sea también atractivo, no el que consigue que algo atractivo sea también usable y útil. El orden de los elementos sí altera el producto, como bien demuestra el juego de palabras del negro, el encaje y el metro. Si algunos de los que se llaman diseñadores (y que sólo siguieron un curso de Flash y de Photoshop) tuviesen eso en cuenta, nos ahorraríamos unas cuantas “experiencias” visuales realmente prescindibles.
Por mi parte, prefiero seguir utilizando plantillas a tratar de llenar de despropósitos archivos HTML. Hay que conocer las propias limitaciones.
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