Leo en 233grados un artículo de Jeff Jarvis en el que cita a Don Tapscott, el cual dice…
Ocho características o normas describen al típico miembro de la Generación Net y le diferencian de sus progenitores del baby-boom de los 60. Valoran mucho la libertad y la libertad de decisión. Quieren personalizar las cosas, hacerlas a su gusto. Son colaboradores natos, que disfrutan de una conversación, no de un discurso. Investigarán con lupa a ti y a tu organización. Insisten en la integridad. Quieren divertirse, incluso en el trabajo y en la escuela. La rapidez es normal. La innovación es parte de la vida.
Todavía no tengo muy claro de a quienes se refieren con eso de la Generación Net (y no hablo de la red de blogs, aunque algo relacionado sí está). Supuestamente, la generación net es esa a la que le doy clases de lunes a viernes: ellos y algunos que ya se graduaron hace unos pocos años. Claro, sí, bueno, se refiere sin duda a Estados Unidos y lo cierto es que no sé como anda el percal por allá, pero por aquí (y creo que en cualquier parte, la verdad) esa afirmación se puede aplicar a cualquier joven que ande entre los 14 y los… ¿23, 24? Si no todo, gran mayoría de esas características. Vamos, que lo que ha sido de toda la vida, ahora resulta que es fruto de la red.
Pero una de las cosas que más me chocan es que esas características me las encuentro por la red en personas que no están dentro de ese rango de edad que mencioné. Y eso me parece mucho más llamativo que lo que menciona. Creo que la llamada generación net no es cuestión de los años en los que hayas nacido, sino de cuando y como te has incorporado de manera activa a Internet. Es más, creo que ni siquiera es cuestión de “cuando”, sino de como. Me consta que hay mucha gente ya crecidita que ha hallado en Internet el “lugar” ideal donde desarrollarse, sea personal o laboralmente (o ambas cosas). Gente que sentía inquietud por miriada de temas y que, pasada la fase de aturdimiento que siempre supone la libertad de acceso a semejante cantidad de información, logró centrarse y empezó a aprovechar la red en su beneficio de una manera que antes le quedaba muy lejana.
Se trata de gente que ahora valora más la libertad que antes; que personalizan sus medios de comunicación (de entrada y de salida), seleccionando sus fuentes y convirtiéndose a su vez en fuentes de otros; que colaboran de manera desinteresada o con un interés en mantener el equilibrio win-win; que tienen abierto el Twitter hasta en Navidad porque al otro lado también hay gente que forma parte de su entorno; que miran con lupa las organizaciones porque han estado dentro de ellas (aunque sea tangencialmente) y saben como las gastan; que insisten en la integridad porque ya han visto y sufrido la desintegración; que quieren divertirse en el trabajo porque saben que así es como se trabaja mejor, tanto para uno como para todos; que aceleran para ir con la misma rapidez pero sin mitificarla, frenando cuando se llega al apresuramiento; que piensan en la innovación y son parte de ella, tratando de no confundirla con la novedad. Y son innovadores porque, al fin y al cabo, están aquí, en nuestros feeds, en nuestros blogrolls, en nuestros enlaces aunque sean ocasionales.
Aunque parezca un eslogan, la generación net no es cuestión de edad, es cuestión de actitud. No cuenta el cuando ni el dónde, sino el como y, tal vez sobre todo, el por qué.
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