Una entrada de Enrique Dans con la que no puedo estar más de acuerdo me motiva a escribir estas líneas. Se me acaba de escapar de los enlaces de la semana, pero quiero añadir algunos comentarios al respecto.
En mis clases, trato de desvincularme de programas concretos. Sobre el sistema de Microsoft, todo lo que enseño es software libre, y siempre hago énfasis en que lo que aprenden son programas generalistas, aunque resulte un tanto complicado que interioricen que, al fin y al cabo, el uso de programas es, dependiendo de su tipo, siempre el mismo. Al comenzar el año (y a los alumnos nuevos que llegan) siempre les digo que aquí no se aprende Word, Excel o PowerPoint: si acaso, se aprende procesador de textos, hoja de cálculo y presentaciones. Y, sobre todo, se aprende a aprender, a descubrir por ellos mismos el funcionamiento de los programas. A mi manera de ver, el profesor de informática debe ser tan sólo un guía, más incluso que en otras asignaturas (eso del constructivismo, ya saben).
La herramienta principal que se debe tener para manejarse en esta sociedad ultrainformatizada que se nos avecina (y en la que damos nuestros primeros pasos actualmente) es la curiosidad, la capacidad de exploración. En el futuro, seguramente se utilizarán programas diferentes a los actuales (si no de nombre, al menos de interfaz). Los sistemas operativos y las interfaces siguen unas reglas generales cuyo conocimiento bastan para desenvolverse con un poco de soltura. Lo demás, lo aprendemos por la experiencia.
Los alumnos deben aprender a ser autodidactas. En el colegio deben aprender tan sólo las bases, y darle a la práctica por medio de proyectos. ¿Cómo? Simple: no enseñar Windows, sino sistemas de archivos y su jerarquización; no enseñar el Internet Explorer, sino el navegador; apuntar siempre hacia términos generalistas, no de programas particulares. Sino, estaremos limitando la libertad de nuestros alumnos pues estaremos limitando su capacidad de elegir un programa u otro en base a sus conocimientos. He dicho aquí mismo varias veces que me asombra como se bloquea la gente cuando le cambias del programa que suelen usar normalmente a otro nuevo para hacer la misma función. Ese es un elemento que hay que tener en cuenta a la hora de hacer cualquier planificación sobre la asignatura de informática.
Y puedo decir que ese tipo de información da sus frutos. En ocasiones, he puesto en las clases diversos "sabores" de GNU/Linux, siempre en versión Live CD, y los resultados han sido más que óptimos. El lenguaje tiene su poder y no hay que desaprovecharlo. No es lo mismo señalar que lo que se hace, se hace igual o de manera muy similar en otro programa o sistema, que indicar por omisión que esa es la manera de hacerlo. El alumno interiorizará que esa es la manera en ese programa, y ante otro se sentirá perdido. Y ojo, que estoy pensando en el mínimo común denominador, no en el máximo, que hay algunos que pueden darte sopas con ondas en las clases.
Termino con una frase del post de Enrique: "Enseñar a los niños que la 'Informática' consiste en utilizar Windows y Office es crear una visión completamente distorsionada de la realidad, el auténtico sueño húmedo de una empresa a la que hemos permitido servirse de un profesorado inadecuado y de nuestras instituciones educativas para crear 'obreros especializados' únicamente en el manejo de sus herramientas".
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