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domingo, 13 de enero de 2008

Lo del barco y los pasajeros

Hay una mala costumbre bastante extendida de hablar acerca de las cosas "como deberían ser" o "como querríamos que fueran" y no "como son". Este desajuste entre percepción, deseo y realidad hace que se produzcan paradojas bastante curiosas, situaciones chocantes que no se corresponden con el discurso emitido.

Ese es el caso de la famosa frase de "en esta empresa nadie es imprescindible" o "en este barco todos somos pasajeros". Estas frases están formuladas con la intención de amedrentar. Puede que, en parte, sean ciertas, pero no son totalmente verdad. Una empresa es la suma de los individuos que trabajan en ella. Al hacer hincapié en la prescindibilidad de sus integrantes, lo único que se consigue es potenciar que los mismos participen en ella principalmente por miedo a perder su empleo, no porque se sientan parte de la empresa ni se identifiquen con ella. ¿Cómo se va a conseguir que los empleados se identifiquen con el proyecto del empresario si lo que se hace es recordarles constantemente su temporalidad?

Eso de que "nadie es imprescindible" es mentira. Supongo que la frase se ha construido bajo la mentalidad capitalista, para que el trabajador no tome consciencia de su importancia y trate de abusar de ella. Pero lo que se ha hecho ha sido, precisamente, abusar de la frase y del concepto, un concepto completamente falso. En una empresa que yo me sé, se trató de amedrentar a los trabajadores indicando que había un enorme montón de currículums esperando por entrar en ella, por lo que cuidadito con la exigencias. Cuando uno de los empleados resolvió no continuar más allá, ese montón resultó ser inexistente y hubo muchos problemas para reemplazarle.

Esta reflexión me la ha motivado el artículo "Si te cambias de empresa, hazlo como un profesional", de Pymes y autónomos. Sobre todo por la frase final: "Si no hay nadie imprescindible en la empresa ¿Por qué se enfadan algunas cuando se marcha un trabajador?". Pues porque lo que se dice no es real, es un bluff, una frase para amedrentar.

Todos somos conscientes de la posibilidad de un despido en la empresa en la que trabajamos. Sabemos perfectamente que podemos llegar hasta cierto punto con nuestras exigencias laborales y que, a partir de él, seremos valorados más como un problema que como un aporte. La tensión existente entre empresario y empleado tiene que ser lo menos tirante posible y el manejo de ella en muchas ocasiones es una situación personal. Pero que te recuerden constantemente que "todo el mundo es prescindible" me parece una completa falta de educación que desvaloriza tu trabajo.

Imaginemos que ponemos en marcha un proyecto comunitario, como el del "Blogbook" de Dioni Nespral (por poner un ejemplo), y que lo primero que hacemos es decir que ningún participante es imprescindible. ¿Cuánta gente participaría? O en una relación de pareja: "Cariño, en esta relación nadie es imprescindible". Obviamente, la transferencia a otras situaciones es un un poco aburda pero tiene un vínculo con la situación original. Si en estos ejemplos dijésemos eso, poco tiempo nos quedaría de ellos porque, con la frase de marras, no estamos valorando la aportación de los participantes. Entonces, ¿por qué no se hace lo mismo en las empresas? Lo del barco y los pasajeros se ha convertido en un meme que los empresarios y jefes de departamento repiten sin saber qué es lo que dicen.

Si alguien te suelta esa frasecita, échale en cara que, al decirlo, no se considera que aportes nada a la empresa y que no se te valora. Verás como la persona que lo dijo se queda desconcertada, sin saber que decir, y tratando de arreglar lo que ha dicho con la misma soltura que un orangután programando en C++. Lo digo por experiencia.

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