Pos mira: así como que uno, en estos días de asueto presionado (porque las vacaciones tan sólo son una cuenta atrás que se lleva de la mejor manera que se puede), de pronto se pone a revolver entre la cantidad de papelajos virtuales que tiene (y prefiero ni pensar en los reales) y de pronto aparecen cosas que piensas tú: Anda, pues esto quedaría majo en un blog, ¿no es cierto?
Y como reniego de crear un solo blog más mientras no cumpla regularmente con los que ya tengo o en los que colaboro, pues he decidido abrir el cajón y dejar que este viento de bits se lleve todos esos papeles. Vamos, que voy a comenzar a publicar por aquí una serie de cuentos, nanocuentos, artículos y demás paridas que he ido acumulando y que (creo) no han visto hasta el momento luz de ningún tipo salvo la de mi monitor.
Estaba pensando en ponerle un nombre majo y atractivo a esta pequeña sección pero lo mejor que se me ha ocurrido (y eso dice mucho de mi creatividad) ha sido “biteles”, mezclando “bits” con “papeles”. Lo sé, lo sé, una verdadera desgracia. Pero me quedo con él porque, al fin y al cabo, me ha caído simpático.
Nada más: sólo avisar de eso, de que por aquí empezarán a frecuentarse algunos textos viejos que, por alguna razón a medio camino entre el egocentrismo y el puro y simple desatino, tengo ganas de que reciban un poco de aire. Pero no os preocupéis: siempre quedará la salida de borrar la suscripción.
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