Entre el torpedo que está intentando meternos la UE por salva sea la parte e iniciativas como “Educar para crear” y el supuesto deseo de las distintas industrias de contenidos para actualizarse, ando algo enervado. Varias veces he intentado el día de hoy redactar una entrada con la que dejar salir a la sangre hirviente que corre por las venas pero ha sido una jornada un tanto peculiar y el cuerpo no me da para enfurecerme y decir algo racional al mismo tiempo.
Sin embargo, siguiendo cadenas de enlaces, llego a un artículo de ReadWriteWeb titulado “Los peligros de lo gratuito”. El nombrecito es atrayente y lo leo. En su mayoría, la verdad es que no estoy de acuerdo (¿en verdad es una maniobra sucia que Google ofrezca su servicio Docs gratuito para vencer a Microsoft?), pero la parte cercana al final me dejó pensando: hablan de la Generation Free.
Según dice en el texto, “los adolescentes están creciendo no solo con un sentido de expectación por lo gratuito, sino con un sentido del derecho a lo gratuito. (…) El teléfono no es gratuito, ni la televisión, ni la ropa, ni la comida, ni la casa. ¿No es una paradoja?” (mil perdones por mi inglés mal traducido). Y añade “Hace tan sólo unos pocos años, la gente tenía bajas expectativas y trabajaban duro para vivir. No conocían lo gratuito y no lo esperaban. Ahora, se da la tendencia opuesta (…). ¿Podrá la nueva generación, que espera algo a cambio de nada, trabajar duro para mantener los altos estándares de vida que hemos creado?”. Por supuesto, como bien dice después, nada es gratuito. “Recibimos servicios a cambio de nuestro tiempo y nuestra atención, a cambio de la oportunidad de mostrarnos anuncios”.
Obviamente, este es un razonamiento un tanto simplista, y como también dice en el artículo, el asunto es mucho más complejo de lo que parece a primera vista. La pregunta dentro del contexto de la web cobra una forma definida e invita a un debate en el que, por un lado o por otro, prácticamente lo tenemos todos los días. Sin embargo, olvidémonos de ese contexto por un momento (aunque ya volveré en otro post sobre él), y hagamos la pregunta al aire: ¿Podrá la nueva generación, que espera algo a cambio de nada, trabajar duro para mantener los altos estándares de vida que hemos creado?
No es lo mismo un libro electrónico gratuito que un móvil. Negocios diferentes, entornos diferentes, modelos diferentes. Pero, ¿y si esa generación a la que se refiere tiene ambas cosas gratuitas? Recuerdo el caso de un muchacho en el colegio en que trabajaba hasta hace poco. Perdió un móvil de última generación, ultra delgado (no recuerdo el modelo, soy muy malo para eso). Al día siguiente, ya tenía uno nuevo. Y el problema no está tanto en la rapidez de la sustitución (yo no puedo vivir sin reproductor MP3, cada uno tiene sus cosas), no era eso lo que me llamó la atención. Lo que me llamó la atención fue la ligereza con la que se tomó la pérdida, como si fuera algo que no importase, que no tenía valor para él. Obviamente, el precio no le importaba mucho (familia adinerada), pero es que tampoco valoraba el aparato, de manera que tampoco valoraba el dinero que costaba, que debió, de una manera u otra, costarle trabajo a sus padres. Y de esos casos, he visto más de uno.
Con tanto jaleo acerca de los contenidos bajo copyright, a mí me parece más preocupante que un chico aparezca un día con un iPod Touch y al siguiente con una PSP, mostrando hacia tales gadgets la misma indiferencia que le despiertan sus pésimas notas. Total, que importa. Detrás están papá y mamá, que comprarán el gadget de turno si se le pierde el anterior a los dos días de tenerlo o que le cambiarán de colegio a uno más permisivo para que se gradúe.
Otro día hablaremos del copyright, el copyleft y la gratuidad de los contenidos. Sólo quería señalar que Internet no es la razón por la que las nuevas generaciones no valoran adecuadamente las cosas, y muchas cosas, no precisamente el último disco de Kiss.
Lo que hace Google está en muchos casos rozando la competencia ilegítima, ofrece servicios generándole pérdidas por las sinergias que le llevan a conseguir beneficios por otros lados, esos comportamientos en otros sectores, están prohibidos por las leyes de la competencia en la Unión Europea (dumping creo que es el nombre del término).
ResponderEliminarEl concepto todo gratis, como dices, no existe, y el hecho de que no paguemos al bajarnos tal o cual película o canción no debe hacernos olvidarlo, un ejemplo claro de cómo debería ser esto es el software libre. Yo puedo utilizar determinado SL sin pagar y sin restricciones pero si quien ha programado ese código no llega a recibir alguna remuneración (del tipo que sea) por ese software, lo más probable es que deje de mantenerlo y/o que no desarrolle más, por eso es importante recompensar su trabajo dándole popularidad o mediante donaciones... para poder seguir disfrutando de esos productos 'gratis' deberemos pagar, ya sea en dinero o cuando menos en tiempo y atención.
hola, me ha gustado tu blog, te invito a visitar el mío, gracias.
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