Hoy toca: Martes de lenguaje
Uno de los errores lingüisticos más extendidos es el dequeísmo: decir "de que" cuando corresponde "que". Junto a él, en muchas ocasiones viaja el queísmo, que es lo mismo pero por defecto: decir sólo "que" en lugar de "de que".
Resulta curioso encontrarse estos errores tan comunes envueltos por palabras de "alta alcurnia". Yo he pillado a más de uno llenándose la boca con expresiones pretenciosas para luego soltar un "pienso de que..." que tira de espaldas.
También es curioso ver que el dequeísmo tiene un origen más vulgar (en el buen sentido de la palabra), mientras que el queísmo se ha extendido como una plaga gracias a los media. Claro, cosas de trabajar con prisas: como está muy extendido el hecho de que (je, je) el "de que" está mal dicho, pues a cortar con él por lo sano. Y no es así, caramba.
Hay un truquito muy sencillo para solventar ese dilema de si debemos decir "de que" o "que". Simplemente, hay que preguntarle al verbo. Por ejemplo: pienso. "Pienso de que...". Un momento, esto suena raro. Preguntemos: ¿qué pienso? O ¿de qué pienso? Con sólo hacer la pregunta nos daremos cuenta de que la primera opción es la correcta.
Otro, aprovechando la expresión anterior: darse cuenta. ¿Es "de que" o "que"? Preguntemos: ¿qué me doy cuenta? O ¿de qué me doy cuenta? Está claro que debemos elegir la segunda opción.
Con este pequeño truco (que aprendí de Álex Grijelmo en su "El estilo del periodista") podemos solucionar ese problema que en muchas ocasiones nos surge al tratar de escribir correctamente cualquier texto. Aunque no lo parezca, debemos tener más ojo con el queísmo, que se nos suele colar con más facilidad a la que nos descuidamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario