Yo me había jurado y perjurado que ni muerto iba a dejar de “postear” en el webserial lunes, miércoles y viernes. Como siempre, en mi vida se revuelve ese refrán de “no digas nunca ’de este agua no he de beber’”, porque beberás hasta que tu tripa suene como un globo lleno de liquido.
Primero fue un despiste: teniendo escrita la entrada #7, voy y me la dejo en casa. Generalmente, yo acudo a un cibercafé apenas salgo del trabajo, antes de llegar a casa. Salvo excepciones, luego hace falta un incendio para que vuelva a salir de ella. Pues mira: que la había escrito el lunes (toma ya, encima con antelación) y luego, con tantas cosas, me olvidé de guardarla en la flash, asumiendo que ya lo había hecho. De ahí, que la del miércoles saliera el jueves.
Luego, no publiqué el viernes. Resulta que se me ha acabado el material de referencia que ya tenía escrito (el guión de un hipotético número uno de “The Max”), y ahora tengo que afrontar el trapecio sin red. Bueno, algo de red tengo, pero más bien se parece más a una de esas en las que vienen la naranjas, con lo que no se trata de algo que de mucha seguridad: “bocetos” de escenas, un esquema de adonde voy pero que no indica muy claramente como llegar, etc. Y como ya dije, los últimos acontecimientos me han tenido un poco líado, de manera que no he podido enfrentarme al trapecio con el valor (y predisposición) necesario para ello. ¿Lo peor? Que le veo venir a la próxima semana con un vestidito muy parecido a este, lleno de broches en la espalda especialmente diseñados para ponérnoslo difícil a los hombres. Y en lontananza, veo aproximarse el próximo mes. Eso ya no es vestido, es una armadura. Si antes las semanas venían prácticamente en pelotas, ahora parece que les hizo mella el frío. Uy, jodimos.
Lo que toca es hacer un esfuerzo y seguir adelante. Por ahora, lo que estoy pensando es que para el lunes voy a poner una entrada con todas las aparecidas en el momento pero en formato PDF, para descargárselas (ya hablé de esto). Después, las que sigan irán con su oportuno descargable. Esto me permitirá ganar tiempo para afrontar el hipotético número dos (cosa que aquí ya no sería aplicable) y lidiar con un par de toritos que se me antojan bravos: la escena del interrogatorio al que se hace alusión al final de la entrada #7 y la presentación de los cuatro personajes secundarios que me faltan por incluir. Encima, para los nuevos acontecimientos, los que en cómic iban a ser un número dos, me encuentro con que, cuando los escribí, añadí esta nota: “Este capítulo está, como poco, sosísimo”. Vaaale. Vamos mejorando.
En resumen: que la trayectoría argumental va de capa caída y tengo que meterle un cohete por donde la espalda pierde su casto nombre para ver si se pone las pilas. Haré todo lo posible.
Y cada vez me tira más la posibilidad de poner el webserial en formato podcast (por cierto, que al escribir esto, acabo de oír a lo lejos un par de chillidos que parecían de una criatura lovecraftiana... No viene a cuento, pero de noche da miedo, oye).
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