Cierto que todo blog personal es, en mayor o menor medida, un ejercicio de ego. Pero creo que me estoy pasando: las entradas anteriores no es que hayan sido filtradas por el “yo y mis circunstancias”, sino que han sido totalmente sobre mis circunstancias. Lamento el ataque de egotitis ligeramente llorona (como me quejo del tiempo, por dios ¿será porque ahora me estoy leyendo “Ladrón de tiempo” de Terry Pratchett). Espero sepan disculparme. Por lo anterior y por lo siguiente, aunque espero ahora sacar una reflexión un poco más productiva.
Debo decir que este blog no nada en abundancia de visitas. Suscritos, tampoco es que sean muchos que digamos. Este es un blog modesto y, aunque no me importaría nada que ambas cosas subieran (lo hacen, pero a paso de tortuga), no me quita el sueño y no voy a hacer nada por tratar de incrementar el número de lectores, excepto esforzarme en escribir mejor, pero eso es ya por los habituales por estos lares, que se lo merecen, caramba.
El punto es que me han ocurrido hace poco dos cosas que me llaman la atención más que nada porque similares las he visto reseñadas oportunamente en otros blogs con muchas más visitas que este. Por un lado, los comentarios de lectores que no leen ni la entrada ni los comentarios, o que leen “selectivamente”. Si no, lean dichos comentarios en la entrada sobre Kiva.org aquí mismo ( y he de subir esta entrada “en paquete” junto con las anteriores). Por otro, un par de correos de dos sitios web hablándome de sus servicios (los cuales, por cierto, no me interesaron en principio y, además, no puedo revisarlos tranquilamente para hablar de ellos).
De los primeros, no digo nada. Cierto que no son tantos como aquel caso del iPod “gratis” (lamento la falta de enlace: escribo offline, pero lo podéis encontrar haciendo una búsqueda en No puedo creer que lo hayan inventado), pero no deja de asombrarme al sufrirlo a pequeña escala en mis propias carnes virtuales. De los segundos, simplemente me llama la atención, aunque imagino que no debo ser el único que tenga un blog de pequeña escala y que haya recibido este tipo de publicidad. ¿Debo ofenderme y considerarlo spam? Sería absurdo, sobre todo pensando que yo mismo he hecho algo similar anteriormente (pero con datos más limitados) y estoy sopesando como repetirlo de manera más efectiva (y menos molesta).
Sobre los primeros: ¿se ha de considerar cerrar los comentarios ante casos así (sobre todo cuando exceden un cierto límite de cordura)? Creo que en Blogger no se puede hacer, pero si se pudiese, quizás sería lo mejor, sobre todo para no hacerle perder el tiempo a alguien que si quisiera hacer un comentario inteligente y que terminase por perderse entre la marea de despistados.
Sobre los segundos: ¿qué efectividad tiene mandar información a un bloguero con un mínimo de personalización? ¿Valdría la pena el esfuerzo de escribir un correo “dedicado” a cada blog con el objetivo de promoción, o es mejor menos trabajo y más cantidad de envíos? Por lo que he leído por ahí, surte más efecto poner más dedicación, y resulta lógico. Por cierto, que uno de los correos incluía un comentario que nunca leí a una entrada que escribí. Lo me molestó en este caso fue que junto a ese comentario estaba incluída mi I.P. Ya, sí, sé que soy localizable y que toda mi información disponible por la red y al acceder a ella puede ser recopilable y almacenable. Pero no hace falta que me lo recuerden, gracias. Eso da una sensación de Gran Hermano soplándote en el cogote de agárrate y no te menees
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