La entrada #1 de "The Max" ya está disponible en Tabú Studio. Y al respecto he de decir que, sin ser tan largo como el anterior, de nuevo vuelvo a superar el límite de 700 palabras que propuse en su momento. ¿La razón? Poco a poco me voy dando cuenta de algunas cosas. La primera de ellas es que sí, sería recomendable no pasar de ese límite, pero también hay otras cosas que considerar, como el contenido de la entrada y su relación con la frecuencia en que aparecen las mismas. Me explico: este capítulo uno está formado por lo que iban a ser dos entradas. Leídas juntas, la división resultaba adecuada. Pero si pensamos en verlas publicadas cada una por separado, con un día de diferencia entre ambas, la cosa cambia. Lo que se narra es un acto de transición, algo que me apetecía contar para ir presentando a algunos personajes más (en este caso, uno solo), para que después no se me amontonen y los tenga que meter con calzador.
Esta explicación resulta valida para esta entrada, pero... Pensando un poco sobre el tema, me he dado cuenta de que el contenido de esta entrada rompe ligeramente una de las normas más importantes de la narrativa: todo lo que se cuenta debe hacer avanzar la acción. Lo que aquí se cuenta, que pretende tan sólo dar un poco de ambientación, podría perfectamente suprimirse o integrarse con lo que viene a continuación (lo que será la entrada #2). Me he dado cuenta después, una vez que la he finalizado. Si contase con conexión, ahora mismo esa entrada ya estaría publicada. Sin embargo, ahora (cuando escribo esto el día anterior a su publicación), aún podría corregirlo, pero no lo voy a hacer. Primero, porque así conservo un poco del espíritu original de la obra, manteniendo lo que habría sido un error de haber tenido conexión. Segundo, porque me interesa que el error esté ahí. "The Max" no deja de ser un experimento, un pequeño juguete, y los fallos hay que anotarlos para no cometerlos de nuevo. Además, no es tan grande como para molestarme en demasía. Ojalá para el próximo esté más atento.
Reflexionando sobre ello, también me he percatado de donde viene el error. Su origen está en el mismo origen de la historia: el cómic. Por el momento, estoy pasando a prosa cosas que estaban pensadas para contarse con imágenes. Dado que la historia fue concebida para fragmentarse en un cierto número de páginas, la misma dinámica del medio a veces obliga a integrar páginas que, aunque no hagan avanzar la narración de manera muy decidida, por lo menos no la ralenticen, contando con un mínimo de elementos que justifiquen su existencia. Esta página era una de esas, y yo no he estado lo suficientemente atento al traslado de medio para darme cuenta de que ciertas cosas se pueden contar de maneras diferentes según el lugar donde se cuenten.
En conclusión, que tengo que estar más atento a ciertas cosas. Es bueno aprovechar y reciclar material, pero hay que hacerlo con algo de consciencia.
Por cierto, de vez en cuando voy a ir añadiendo cosas como lo que voy a poner a continuación: extractos eliminados pero que tampoco me parecían mal del todo. Algo así como un añadido a los extras de este DVD de texto que estoy llevando a cabo. En esta entrada en concreto, me comí este párrafo (y algunas cosas más, claro), pero la verdad es que me gusta:
"Dicen que una de las maneras de entrar en un estado de relajación es permitir que tus pensamientos fluyan libremente, sin tratar de detenerlos. Si te viene a la cabeza la cuota de la hipoteca, que venga: ya se marchará, sustituida por otra cuenta sin pagar que vendrá tras ella. Por lo visto así te relajas, cuando en realidad sólo acumulas pesadilla tras pesadilla hasta que se hace una bola de estiercol tan grande que mejor dejas el zen para otro día".
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