Dice Javier Marías (vía Blogpocket):
Esto es lo que seguramente va a pasar con la cultura y el arte. Dejarán de hacerse. Llegará un día en que ya no habrá más canciones ni películas ni series de televisión ni novelas nuevas, porque a ninguno nos compensará dedicar el larguísimo tiempo y el enorme esfuerzo que supone crearlas para recibir muy poco a cambio. Los internautas no van a variar ya sus costumbres, bien está; pero conviene que sepan que son como los cazadores insaciables que extinguen una especie o como las empresas sin escrúpulos que deforestan y emiten CO2 sin cesar, y amenazan los recursos de la tierra. Poco a poco condenan a muerte lo que tanto aman, la cultura y las artes, sobre todo las independientes.
Sólo en Jamendo: 25.520 álbumes al día de hoy. Todos se pueden descargar gratuitamente y hay algunos de excelente calidad. Y, desde luego, hablamos de artistas independientes. En libros, y en España, la colección Planta 29 finalizó su primer año en números negros ofreciendo sus obras bajo dominio público y, además de en papel, descargables. Reconozco que no tengo datos de series de televisión (aunque Antonio Cambronero cita a Lost, por ejemplo) y me da pereza buscarlos; con el cine, tres cuartos de lo mismo, aunque en este caso podría darle la razón en parte al Sr. Marías: como se siga así, nadie hará más películas porque nadie querrá verlas (dada la calidad actual del mainstream, que suelen ser los que más se quejan y más ruido hacen).
Tal vez la única solución sea que los Estados asuman su irresponsabilidad y acaben por financiarlas, y ofrezcan al pueblo gratis lo que éste ya se toma del sector privado, que también desaparecerá. Pero, ¿qué clase de cultura será la que dependa de los políticos? Ellos decidirán quiénes la hacen y quiénes no, y también sus contenidos, más pronto o más tarde.
¿Sistema de subvenciones? A mí es a lo que me suena ese futuro apocalíptico… Oh, wait…
Un modelo soviético, o en el mejor de los casos mexicano. Un modelo dirigido, burocrático, politizado, funcionarial, en el que se premiará a los dóciles y a los amigos del Gobierno de turno, los únicos facultados para escribir libros y hacer cine o televisión.
Primero, ¿no hay una ley de Godwin para la referencias a la URSS en plan guerra fría? Que alguien me diga el nombre para aplicársela.
Segundo, tiene toda la razón: son las obras incómodas o políticamente incorrectas las que suelen acaparar todos los premios estatales. No sé en que mundo vivo. Debí equivocarme al girar en el último viaje transdimensional.
Dudo que los internautas deseen bajarse mucho de semejante producción. Nadie les va a alterar ya sus costumbres adquiridas y consentidas, pero no está de más que sepan hacia dónde nos llevan, más que nada para que luego no se les ocurra quejarse ni protestar.
Es verdad, Sr. Marías. Nada han de tener que ver factores como el descenso generalizado de la calidad media de las obras culturales (sobre todo mainstream) o los precios abusivos en disonancia con el descenso del coste de los soportes, por citar un par de ejemplos. Todo es culpa de los internautas. La bendita y sacrosanta industria cultural (que usted pone entre comillas) nada tiene que ver: ellos sólo están para salvaguardar los intereses intelectuales de la sociedad. De los independientes, mejor ni hablemos: a duras penas han logrado siempre sobrevivir, por lo que nadie les echará de menos.
Lo del ombliguismo hispanocentrista que piensa que solo hay Internet en España, lo de la facilitación del acceso a la cultura a sectores menos favorecidos, lo de la difusión de obras descatalogadas que terminan en el congelador… Todo este tipo de tonterías, lo dejamos para otra ocasión ¿vale?
Por cierto, ¿qué opina acerca de los rumores que dicen que fue un internauta (¿?) el que viajo en el tiempo y, en su afán desmedido, se bajó el Titanic?
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