Dexter es una de mis series favoritas. La primera temporada es una verdadera maravilla en todos los sentidos. La segunda tiene algunas cosas forzadas, pero que no molestan (no digo nada para no espoilear a nadie): siguen encajando bien las piezas. La tercera funciona sobre todo gracias a la espectacular interpretación de Jimmy Smits, aunque no hay que desechar la historia porque sí, está bien construida. Pero Dexter sigue salvándose por los pelos y esa es una situación que, dado el corte realista de la serie, no puede ser sostenible por mucho tiempo. Para mí, la tercera temporada era un cierre perfecto a una trilogía que pasaría a la historia de la televisión. Pero, vaya, insisten:
¿Y? Este trailer casi que nos cuenta toda la temporada (a la manera que los repasos de cada capítulo nos indicaban que era lo que iba a suceder). Que echen mano de nuevo de un potente actor como John Lithgow me hace temer repetición de fórmula, más cuando, encima, regresa un personaje que ya fue tormento de nuestro protagonista en la 2ª temporada.
En este mundo de ficción, Dexter sólo tiene dos salidas: o la serie finaliza yéndose él de rositas, o continúa hasta que le atrapan y le dan sentencia de muerte (o le matan: no le veo suicidándose). Lo que no puede, si por lo menos quiere seguir manteniendo alto el listón, es seguir recurriendo a mantener el suspense de si le atraparán o no. Como tensen demasiado ese hilo, terminará convirtiéndose en un remedo de serie ochentera, repitiendo constantemente estructura. No, Dexter no se merece eso.
Sin embargo, y en honor a las tres temporadas anteriores, habrá que verla. Los guionistas merecen esa oportunidad después del excelente trabajo que han hecho hasta ahora. Un voto de confianza condicionado, vamos.
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