Si en la entrada anterior hablaba de las anotaciones, éstas van a ser las protagonistas a continuación.
Casi siempre llevo mi pequeña Palm encima. Resulta más útil para almacenar información que una libreta, especialmente porque te permite escribir un entornos como los medios de transporte, que generalmente tienen una afición mal sana a llevarte de un lado a otro de bote en bote. A veces, algunas de estas anotaciones se convierten en entradas; otras, simplemente quedan ahí esperando su oportunidad de crecer. Pero hay unas terceras: aquellas que, sin darme cuenta, están ya concluidas. Podría extenderlas, pero en muchos casos resultarían redundantes. Hoy, en "Todo está dicho": pequeñas notas que no se resignan al olvido.
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Al igual que los programas van actualizando sus versiones, nosotros debemos hacer lo mismo en nuestra vida. Igual que en los programas, las actualizaciones más importantes son las de fondo, que hacen que el programa funcione con más rapidez y seguridad. Sin embargo, también como muchos programas, las innovaciones que ofrece alguna gente solamente son superficiales.
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Enseñar jugando. Hoy les he puesto a los alumnos de tercero y cuarto un programa de mecanografía. Necesitan afinar su fluidez en el manejo del teclado. La respuesta de los chicos fue que ese programa era muy aburrido. La mía: qué lastima, a veces nos toca hacer cosas aburridas. El que la educación busque otros métodos para llegar a los alumnos, me parece elogiable. Soy el primero en defender las clases entretenidas. Sin embargo, no todo es entretenimiento. Las partes tediosas y aburridas de nuestra vida no pueden ser obviadas como cuando se rueda una película o se escribe un libro.
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Si algo he aprendido con Internet es que uno no es tan original ni tan peculiar como puede pensarse de boca para adentro. Aunque esto puede interpretarse de varias formas, quedémonos con la más amable de todas: no estás tan sólo como te puedas pensar o temer.
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Los blogs me han permitido empezar a encontrar mi propia voz. Aún no me gusta como suena pero estoy aprendiendo a modularla y a entonar. Un día por fin podré cantar.
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