Cuando me levanto, junto con el primer café de la mañana (sin dos, no soy persona), de las primeras cosas que hago es encender la computadora. y abrir mi lector de feeds (ya dije que me quedé con Omea pro 2.2). ¿Soy un friki? ¿Un adicto a la red? No. Soy una persona normal y corriente que, como muchas otras, lee la prensa por la mañana.
Antes encendía la televisión, pero lo dejé por el daño severo que le causaban a mi humor los noticieros y su estilo. Periódicos sólo he comprado en momentos concretos y por noticias concretas. A la radio, a pesar de gustarme bastante, nunca le termine de cogerle hábito por las mañanas (ni gusto, aunque de eso se ocuparon de nuevo los noticieros con sus entrevistas y sus opinadores profesionales). Ahora lo que hago es revisar mi lista de medios seleccionados y acceder a la información que yo quiero a mi propio ritmo y según mis propios intereses.Quizá no esté tan al tanto de la situación política del país en que vivo, pero desde luego que me siento mejor, con más ánimos de empezar la mañana.
Dentro del espacio de ocio, la web (y la blogosfera en particular) se ha convertido también en una de mis fuentes favoritas. Si estoy en uno de esos puntos muertos en los que me quiero relajar, y no tengo ningún libro que leer ni ningún DVD que ver y, por descontado, no dan nada bueno en la televisión (como siempre), voy a los blogs y leo las últimas entradas y aquellas en las que me haya atrasado. Mis feeds están ahí, esperándome, actualizándose cuando tienen que hacerlo. Unos reciben más atención que otros, cierto, pero los manejo yo. Si un titular no me interesa, o el artículo no me atrae después de un escaneo rápido, simplemente lo dejo.
Cuando quiero saber que ha ocurrido en España o aquí, en Ecuador, soy yo el que decide en qué momento lo hago y con qué presencia de ánimo. No espero a que me sirvan las noticias, me las sirvo yo mismo y escojo mis fuentes basándome en la credibilidad y en la calidad de su redacción.
Alejarme de los medios tradicionales de información (me gusta más decirle los media) ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar. Cierto es que me acarrea algunos pequeños inconvenientes, pero las noticias que son de verdad importantes te terminan llegando de una manera u otra. Ahora no salgo de mal humor de casa, despotricando contra este o aquel comentario. Si me encuentro algo que me parece digno de comentarse, en los medios electrónicos puedo dejar un comentario con mi inquietud o mi desahogo. Se me ha arraigado tanto esta costumbre, que ahora no puedo leer un artículo en papel sin extrañar poder decir algo al respecto al autor del mismo en ese mismo momento y lugar.
¿Y sabéis qué? Me siento más dueño de mí mismo, de mi humor, de mi talante para enfrentar las cosas. Los blogs y los media electrónicos, la gran conversación, los podcasts: la personalización del acceso a la información, en suma, es una de las mejores cosas que ha traído este siglo XXI y que debemos contribuir a difundir en todo lo posible.
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