Como es obvio, la idea no es original. Me atrevería a decir que se lo leí alguna vez a Yoriento, que es por medio de quien conseguí convertir lo que eran intuiciones acerca de este tipo de libros en certezas: la mayoría (porque alguno bueno habrá) es simple palabrería adornada de ejemplos en los que supuestamente nos hemos de identificar. Es lo que el mismo Alfonso denominó (y como me gustó el término) “autoayuda rancia”.
Se supone que ese tipo de libros nos han de motivar a ponernos en marcha para alcanzar nuestros objetivos, pero como llevados por ese miedo tan norteamericano a las demandas, se esfuerzan en cierta manera para que la culpa termine recayendo en nosotros, no en su método. El matiz está en que sí, nosotros somos responsables de nosotros mismos, pero no culpables.
Nota: algo misterioso pasa con el Windows Live Writer y las imágenes. Ni siquiera cambiando el formato (PNG->JPG) logro evitar que me aparezca esa franja gris en la parte superior, además de ese borde. Seguiré indagando en busca de las razones.
Esos libros son, básicamente, una tomadura de pelo. La responsabilidad es un término de lo más manoseado y malentendido. Igual que el éxito. Los trabajos del capo de Risto Mejide, una excepción de ese género, me parecen lo más, precisamente porque cantan las cosas como son.
ResponderEliminar