Siempre hay un momento cada cierto tiempo en el que nos damos la vuelta, miramos hacia atrás, analizamos los logros y los fracasos, y después miramos hacia delante. Para más de uno, esto suele ser en estas fechas. Ya dije en su momento que para mí el año no comenzaba en diciembre, sino en septiembre, al regresar de las vacaciones. Sin embargo, "vive y aprende": me topo ahora con que, para mí, ambas fechas son significativas, al menos este año.
Creo que me encuentro en un momento de transición, en una crisis. Estoy replanteándome la forma de abordar mis objetivos a largo plazo, y los que son a corto, están siendo modificados. Y esta crisis (palabra que no me gusta interpretar en su acepción de "situación dificultosa o complicada") se incubó a lo largo de todo este año que termina y comenzó a principios del mismo. No por casualidad, coincide con lo que yo denomino mi integración completa al universo de Internet, en la cual este blog ha cumplido un papel estelar.
A pesar de llevar varios años usando la red, ha sido en este año cuando me he empezado a desenvolver por ella con más fluidez y continuidad. Descubrí plenamente la blogosfera (bendito RSS) y me estoy abriendo un sitio en ella (aunque sea pequeño), inicié nuevos proyectos (avanzando más en unos que otros), me integré en comunidades, participé en ideas ajenas, y en definitiva, me uní a la conversación.
Y termina el año y me encuentro en crisis, en una crisis verdadera, palpable. Algo va a cambiar, pero no por fuerzas internas, sino porque noto como pulsa dentro de mí aquello que incita al cambio necesitado. El cambio se hace ahora imperativo. No hay otra opción.
No es una cosa que sea de un día para otro. A mi modo de ver, ese cambio comenzó con el año nuevo pasado, el que ahora es viejo. Por el camino, he ido aprendiendo una gran cantidad de cosas nuevas, cada una más sorprendente que la anterior. Después de casi doce años fuera de mi país, este ha sido el tiempo en que más cercano lo he sentido, casi tocándolo con las manos. Y eso, como sabrá todo aquel que viva fuera de su lugar de origen y si está apegado a él, es muy importante.
Este año que comenzará dentro de pocas horas, lo afronto con optimismo. Hay muchas cosas que mejorar, muchas a las que "darles caña", y estoy dispuesto a ello. Llevo haciendo balance durante todo este mes, y me doy cuenta de que el año que agoniza ha sido bueno. El próximo será, sin ninguna duda, mejor.
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